Emponzoñaste lentamente mi alma,
arrancaste de raíz mis sueños,
cubriste de negro mis sonrisas,
okupaste para siempre mis recuerdos.
Desgraciaste mi vida, mis plantes, mis futuros,
trituraste con malicia mi inocencia.
Perdida entre mil mares nauseabundos,
me condenaste a divagar como un fantasma.
Pobre estúpida, crédula de cuentos de princesas,
hoy quedo sucia,
sola,
vacía.
Con las entrañas partidas y llena de ilusiones en piezas.